Nuestros Personajes

Forjado por la pérdida y el misterio, el Cazador es un hombre marcado por las cicatrices que no se ven. En su rostro se refleja una mezcla de determinación y tormento. Nunca habla de su pasado, pero sus ojos cargan con historias que hielan la sangre. Atraviesa la costa norte colombiana en busca de respuestas... o redención.

A medio camino entre lo escéptico y lo espiritual, el Cazador no teme a los espantos, pero los respeta. Porta un machete envuelto en cintas rojas y un relicario con una foto desgastada. Su viaje es personal, pero su andar terminará afectando a pueblos enteros. No busca cazar bestias, sino enfrentarse a la oscuridad que habita tanto en los mitos como en él mismo.

Don Efraín es el alcalde de El Desconsuelo. Hombre corpulento, de voz grave y mirada desconfiada. Es respetado, aunque temido. Cree en el orden, en la estabilidad… y en no tentar lo que duerme. A diferencia del Cazador, Don Efraín no quiere respuestas: quiere que las cosas permanezcan enterradas.

A sus ojos, el Cazador es un forastero peligroso que pone en riesgo la frágil paz con los espantos. 'Si molestas al Silbón, no serás tú el que pague el precio, sino mi gente', dice con firmeza. No dudará en usar su poder, su guardia o incluso sus propios tratos con fuerzas oscuras para frenar lo que ve como una amenaza.

Eyamuke es un joven indígena de la comunidad Narakajmanta, con la mirada serena de quien escucha más de lo que habla. Hijo de un abuelo jaibaná, heredó el conocimiento de las plantas, los sueños y los susurros del monte. Habla en proverbios y camina como si conociera los secretos del viento.

Para muchos, es un loco; para otros, un sabio. Vive en lo profundo del bosque, en una casa hecha de palma y silencio. Conoce cada espanto, no como monstruo, sino como espíritu con historia. Le brindará al Cazador no solo objetos sagrados, sino también advertencias. No todo puede ser enfrentado con filo. A veces, es la memoria la que corta más hondo.